San Jorge y los “valores líquidos”

A pesar de la incierta historicidad de san Jorge y la gran cantidad de elementos legendarios que se han ido incorporando a lo largo de los siglos en su figura, el recuerdo de este mártir, muerto en el año 303 a raíz de la persecución contra los cristianos llevada a cabo por parte del emperador Diocleciano, se mantiene transversalmente en las distintas confesiones cristianas, y su patronazgo recorre la geografía europea y más allá: desde Cataluña y Aragón hasta Inglaterra o Portugal, desde Rusia y Lituania hasta Georgia o Etiopía.

La imagen del caballero san Jorge luchando victorioso contra el temible dragón es un símbolo universal muy sugerente: por fuerte que pueda ser el Mal y por invencible que pueda parecer la injusticia, el Bien y la Bondad están destinados a imponerse; sin embargo, para liberar a la tierra de los diferentes «dragones» que la asolan, se necesitan guerreros intrépidos y generosos que defiendan las causas nobles y la dignidad de los débiles.

Desde que en el mundo existen seres humanos con conciencia de ellos mismos y de los demás, conviven, en las personas y en los pueblos, las luces y las sombras de la condición humana. La lucha contra el Dragón Destructor se combate dentro de cada uno de nosotros y en medio de la historia colectiva que nos toca vivir. No podemos permanecer indiferentes: necesitamos optar entre la prepotencia opresiva y la humildad de quien fortalece al otro, entre la voracidad egoísta y la libertad de espíritu de quien comparte, entre la Mentira y la Verdad, entre el Terror y la Armonía, entre la Indiferencia y el Amor, entre el Mal y Dios.

San Jorge y todos los mártires cristianos son un icono pascual de Cristo que, con su muerte y su resurrección, nos da la certeza de que la batalla final contra toda negatividad ya ha sido ganada, aunque todavía nos queden muchos combates para afrontar recorriendo las sendas de la historia.

En un tiempo en el que los valores y creencias se relativizan y se esfuman con facilidad en nombre de una supuesta interculturalidad integradora, san Jorge nos sigue invitando hoy, a mujeres y hombres de culturas muy diferentes, a escoger sin vacilaciones lo que es mejor tanto para nosotros como para los demás, conscientes de que lo que realmente es bueno y justo, lo es en cualquier sitio y para todos.

Cinto Busquet
La Seu d’Urgell, abril 2012

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