Adviento

«Seamos conscientes de los momentos que vivimos» (Rm 13,11)

Los cristianos no somos gente desarraigada ni soñadora. No queremos encerrarnos en un pequeño mundo, hecho a nuestra medida, y sentirnos tranquilos y contentos, desconectados de las problemáticas y de las expectativas de nuestro entorno. Como Jesús y enviados por Él, queremos entrar de lleno en el mundo real que nos ha tocado vivir, y en este mundo concreto, en rápida transformación, llevar la Luz que nos viene de Dios.

El Adviento nos habla de la posibilidad de acoger más profundamente en nuestras vidas a Jesús, el “Dios con nosotros” que sigue llamando a la puerta de nuestra historia, personal y colectiva. No se trata de recordar nostálgicamente hechos maravillosos del pasado, sino de darnos cuenta de que aquel Jesús, del que volvemos a celebrar un año más su nacimiento en Belén, continúa visitándonos realmente también hoy, en pleno siglo XXI, como Señor Resucitado que nos invita a vivir coherentemente como discípulos suyos.

La Iglesia y el mundo afrontan momentos apasionantes y a la vez dramáticos. Hay nuevos retos y muchas incertidumbres. Inseguridades e injusticias de diversos tipos, pero también muchas energías creativas que se canalizan para el bien de todos. Y en este contexto con luces y sombras, la Buena Nueva de que Dios existe y que desea compartir con nosotros nuestro camino, llenándonos de su amor, es de gran actualidad también hoy, en Oriente y en Occidente, al Norte y al Sur.

En un mundo que parece preocupado sólo por lo inmediato y vive más bien prescindiendo de Dios, necesitamos velar y tener bien encendidas las lámparas que el Señor nos ha encomendado.

Cinto Busquet
Puigcerdá, diciembre de 2013

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