Las vacaciones son un tiempo para dejarse interpelar por los signos que los espacios visitados o habitados nos ofrecen. Un tiempo para repensarse y reinterpretar el propio camino existencial. Un tiempo de escucha atenta de lo que el corazón nos dice y de lo que el Espíritu nos sugiere.
En la catedral de la diócesis de Canarias, donde ahora estoy unos días invitado por un amigo oriundo de Gran Canaria, un cuadro de San Antonio María Claret, el insigne misionero catalán que predicó en estas tierras durante un año y medio (1848-1849 ), ayer me llamó la atención. Con la mano derecha bendice y con la izquierda enseña dos páginas de un libro abierto, donde se leen dos frases bíblicas que han ido resonando hoy dentro de mí, mientras caminaba hasta el punto más alto de la península de la Isleta, desde donde se puede disfrutar una vista espectacular de la ciudad de Las Palmas y de su privilegiado entorno natural.
CARITAS CHRISTI URGET NOS: “Es el amor de Cristo el que nos apremia” (2Cor 5,14).
VULNERASTI COR MEUM : “Me robaste el corazón” (Ct 4,9).
Mi vocación y la misión que me ha sido encomendada nacen de una experiencia muy íntima del Amor. Surgen del encuentro personal con Jesús Resucitado a través del testimonio de cristianos que me lo han mostrado con la coherencia de su vida. Y es este amor de Cristo hacia mí y mi amor para con Él como respuesta, lo que me empuja a compartir, con todos los que están abiertos a la Verdad del Amor, que Dios (= Fuente inagotable de Vida) quiere dejarse robar el corazón por cada uno de nosotros, tal como expresa poéticamente el Cantar de los Cantares.
“Todo por amor. Nada por fuerza“, ha dejado escrito una gran mujer catalana coetánea del padre Claret, santa Joaquina de Vedruna. El cristianismo no es una religión moralista que nos constriñe a cumplir preceptos y a obedecer consignas. Es un camino de apertura al Amor que potencia lo mejor de nosotros y nos libera de mezquindades.
Las Palmas de Gran Canaria, 4 de agosto 2021