«Salvad la Amazonia y nuestra gente»

Es el grito de los obispos brasileños del Pará y del Amapá

Con voz fuerte y clara, los catorce obispos de la región eclesiástica Norte II del Brasil, en visita ad limina a Roma, han pedido que el mundo «escuche el grito de la Amazonia y de los pueblos que en ella viven», amenazados por varios proyectos de construcción de grandes presas y centrales hidroeléctricas que provocarán daños ambientales y sociales irreparables. El pasado 15 de abril, pocas horas después de ser recibidos por Benedicto XVI, convocaron una rueda de prensa para denunciar el peligro del inmenso desastre ecológico que se prevé si los planes gubernamentales se llevan a cabo.

«No somos contrarios al desarrollo económico. Pedimos que se realice en el pleno respeto del hombre y de su hábitat», han precisado los obispos. El desvío de los ríos Tapajós y Xingu, afluentes del Amazonas, requerido por los nuevos embalses, provocará que las poblaciones indígenas pierdan su fuente primaria de subsistencia y agravará el proceso de deforestación amazónica de forma irreversible. «No es sólo un problema brasileño. Si la Amazonia es amenazada, el planeta entero lo es», ha dicho Mons. Carlos Verzeletti, obispo de Castanhal. Y después de confesar que a menudo se han sentido aislados y abandonados, ha referido que han expuesto sus problemas al Papa y a los distintos dicasterios vaticanos: «Nos hemos sentido escuchados y alentados. El Pontificio Consejo Justicia y Paz ha prometido crear una red mundial para hacer retumbar la voz de la Amazonia.»

El proyecto Belo Monte en el río Xingu, por ejemplo, ha sido definido por Mons. Erwin Kräutler, obispo de Xingu y presidente del Consejo Indigenista Misionero, como «una agresión sin precedentes». «La Iglesia está combatiendo con todos los medios legales posibles para impedir el establecimiento de esta central hidroeléctrica. Una parte de la ciudad de Altamira será cubierta por el agua y veinte mil personas perderán su casa. No se sabe a dónde van a ir. Será un caos social, además de una enorme catástrofe ambiental», ha añadido este prelado que ha recibido amenazas de muerte de parte de los latifundistas y de los explotadores sin escrúpulos de la región, así como también otros dos obispos presentes en la rueda de prensa. «No podemos aceptar que el gobierno brasileño ceda a los intereses del poder económico», ha concluido, revelando que el presidente del país, Luiz Inácio Lula da Silva, le prometió el pasado verano que el proyecto no se llevaría a cabo si la población local se oponía.

Los obispos son contrarios a la decisión del gobierno de construir cinco centrales hidroeléctricas más en el río Tapajós, que conllevará la inundación de 2.000 kilómetros cuadrados de terreno. «La Amazonia ya sufre por la deforestación, los incendios, las inundaciones, los saqueos de los recursos naturales. De este modo recibirá el golpe de gracia», ha dicho Mons. Esmeraldo Barreto de Farias, obispo de Santarém.

Mons. Bernardo Johannes Bahlmann, obispo de Óbidos, por su lado, ha denunciado la presencia de dos industrias mineras de extracción de bauxita, mineral del que se obtiene el aluminio, «que no han traído beneficios ni desarrollo para la población, sino la contaminación de ríos y lagos, y han obligado a la gente a alejarse de sus tierras». El deterioro social que se ha producido como consecuencia de esto, ha provocado un aumento de la violencia, de la criminalidad, del tráfi co de drogas y de la prostitución.

La explotación sexual de menores y muchas mujeres es otro de los grandes campos de batalla de los obispos de Pará, estado con una población casi idéntica a la catalana en un territorio cuarenta veces mayor. Mons. José Luiz Azcona Hermoso, obispo de Marajó, una de las 211 personas «marcadas para morir» en el estado de Pará a raíz de su implicación en la lucha contra la explotación sexual, ha informado que en cinco años han sido presentadas 100.000 denuncias por este motivo, pero que se supone que serán unas cuatro veces más. «Muchas chicas son enviadas al Surinam y a la Guayana Francesa, y de aquí a Europa. Como Iglesia estamos haciendo un esfuerzo total, firme, para combatir este fenómeno», ha explicado el prelado, invitando a los estados europeos a reaccionar contra este flagelo.

El compromiso con los más indefensos por parte de la Iglesia amazónica ha sido sellado con la sangre de numerosos mártires. Durante la rueda de prensa ha sido recordada de forma especial Dorothy Stang, religiosa norteamericana asesinada el 12 de febrero de 2005 por sus posiciones a favor de los campesinos pobres.

Cinto Busquet
Roma, abril 2010

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